
El entorno laboral vive una etapa especialmente hostil con los jóvenes. En España la edad de emancipación media ronda los 30 años, en un mercado muy castigado por la precariedad laboral. Un reto doble al que deben enfrentarse las nuevas generaciones.
Según Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud, la precariedad laboral se define en cuatro grandes dimensiones:
- Subcontratación en cadena
- Falsos autónomos
- Economía sumergida
- Segregación y «sin papeles»
Si lo trasladamos al plano de lo tangible, se traduce en empleos inestables, trabajadores en situación de vulnerabilidad, ingresos muy reducidos y difícil acceso a las distintas prestaciones y beneficios sociales.
Los indicadores de precariedad laboral en nuestro país son más elevados que en el resto de países de la Unión Europea. Entre otras cuestiones, destaca la temporalidad de los contratos. Las condiciones de contratación, son uno de los apartados más importantes cuando hablamos de empleo precario. Por ejemplo, un dato que llama la atención es la tasa de empleo a tiempo parcial no deseado, el 8,3% en España, el doble que en Europa.
Los jóvenes son los que más sufren este tipo de contrataciones precarias. El Informe Jóvenes y Mercado de Trabajo, junio 2020, señala que el acceso de las nuevas generaciones al mundo laboral se produce mayoritariamente a través de contratación temporal.
Aunque existen vías específicas para la entrada de personas con poca experiencia al mercado laboral, a través de contratos en prácticas y de formación, cada vez aparecen más dificultades para progresar de esa primera fase.
La precariedad laboral afecta negativamente a las empresas
Evitar que se sigan extendiendo condiciones de empleo precario no es sólo competencia de los estados, también debe ser una prioridad para las organizaciones. El malestar de los trabajadores tiene graves consecuencias en la productividad de los mismos y mancha la imagen de la marca.
Procurar un clima laboral positivo y donde se cuida a los equipos se traduce en:
- Mayor implicación de las personas con la empresa
- Mayor rendimiento y productividad
- Mejores resultados
- Atracción del talento y personas con altas capacidades
- Menor rotación en las plantillas, con su consecuente reducción de gastos en procesos de selección
- Menor número de conflictos internos
Adoptar una visión a largo plazo sobre estos aspectos, puede suponer la diferencia entre crear una empresa competitiva, respaldada por un equipo de personas motivadas, o tener que afrontar la mediocridad, empeorando el clima laboral nacional.
Mejora las condiciones de tu plantilla
Las empresas pueden hacer mucho para mejorar las condiciones de sus trabajadores. El primer paso es llevar a cabo un análisis interno: identificar cómo se sienten los empleados, cuáles son sus necesidades, qué se puede mejorar, qué tipo de contrato se está ofreciendo o predomina, cuál es el salario medio, qué tipo de bonificaciones se están dando…
Algunos economistas abogan por reducir los contratos temporales, en beneficio de los indefinidos, como principal recurso para atacar la precariedad laboral. Además de este cambio, otras cuestiones que pueden cambiar la situación son:
1. Eliminar los vacíos legales
Determinar con exactitud las condiciones del contrato evita que se den desigualdades y aumenta la satisfacción de los empleados. Establecer el número de horas, los horarios, la retribución de las horas extras… Son cuestiones de máxima importancia que el trabajador debe saber y que deben respetarse.
2. Cumplir con la ley horaria
La duración máxima en España es de 40 horas semanales y se regula a través de los diferentes convenios. Sobre este aspecto, incorporar herramientas de control horario puede ser la mejor solución.
3. Flexibilidad laboral y conciliación
Impulsar este tipo de modelos permite a los trabajadores organizarse en función de sus necesidades y picos de productividad. Facilitar la conciliación con la vida privada o incorporar días de teletrabajo mejora en gran medida la satisfacción de las personas con su entorno laboral.
4. Incentivos
Son un tipo de retribución variable como las primas, los bonus o las gratificaciones. Fórmulas que premian la calidad del trabajo o la cantidad de objetivos cumplidos. Al depender de valores cuantificables y ser suplementarias al salario, fomenta la implicación del equipo.
5. Invertir en formación
Formar a los empleados mejora la adaptabilidad de la empresa a las nuevas tendencias y tecnologías. Por otra parte, ayuda a que los trabajadores se sientan más desenvueltos y efectivos en su entorno laboral, lo que se traduce en un retorno de la inversión.
Bienestar laboral, un beneficio compartido
La precariedad es un estigma que acompaña al mundo laboral y, más concretamente, a los jóvenes que intentan adentrarse en él. Desde las empresas debemos poner nuestro granito de arena, cuidando de nuestros trabajadores y fomentando un estado de bienestar laboral, para conseguir un beneficio compartido.
Tener equipos motivados y comprometidos, se refleja en mejores resultados y es una llamada para el talento.
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